El cardenal Bergoglio habló ante 300 parejas, en un Foro de Padres en el colegio San José de Calasanz: advirtió sobre el balance entre límites y libertad.Como ya es usual, el arzobispo de Buenos Aires no tuvo pelos en la lengua para describir el mundo en el que se mueven los jóvenes. Se refirió una vez más a la falta de libertad que tienen los adolescentes y mencionó dos realidades que mantienen cautivos a los chicos.
La primera, el abandono de los padres, y la dificultad de éstos para dominar la ciencia del alejarse y el acercarse bien a sus hijos. "Los chicos son rehenes de padres abandónicos, ausentes, que se alejan y acercan mal. Es un arte darles el espacio para que crezcan, pero a la vez estar cerca de ellos. La falta de proximidad está unida al problema de la escasez de diálogo", afirmó.
Cómplices y temerosos
En segundo lugar, dijo que los jóvenes son rehenes del lenguaje agresivo "que les hace respirar el smog de la desinformación, la calumnia y la difamación". En este sentido, culpó especialmente a los medios de comunicación por el altísimo porcentaje de chimentos e insultos que transmiten. "La carga de agresividad de la palabra llegó a su pico. Tenemos que bajar estos decibeles y acercarnos al lenguaje de la mansedumbre, de la verdad y de la belleza", agregó Bergoglio.
Por eso invitó a los padres a revisar sus conductas; a tener el coraje de hablar de todo con sus hijos y a tener el valor de poner límites claros. "Hoy, hay muchos progenitores que se acercan mal a sus adolescentes, papás cómplices que se amuchachan. Otros son temerosos de todo, les falta decisión. Los padres tienen que encontrar su lugar y no perder autoridad", afirmó.
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